13 mar 2014

jueves, marzo 13, 2014

Entrevista a la Vicepresidenta de Mujeres de la CUT, Ángela Rifo.


Vida Sindical
Fue dirigenta nacional y regional de la ANEIICH y ahora es dirigenta nacional de la ANEF y Vicepresidenta de la Mujer de la CUT. Ángela Rifo está a cargo de organizar las actividades del Día Internacional de la Mujer, que para este año se celebran el viernes 7 de marzo y no el 8 de marzo. La tradicional marcha está convocada para las 19:00 horas de ese día desde Plaza Italia hasta el Parque Almagro, donde habrá un acto.

La Central aprovecha la fecha para lanzar su Agenda de Género en un acto donde están invitados miembros de El Ejecutivo, Legislativo y autoridades del próximo gobierno. La Agenda de Género es una publicación que contiene las cinco principales demandas de las mujeres chilenas, recogidas por un trabajo realizado por la Vicepresidencia de la Mujer de la CUT junto a sus afiliadas. 

Rifo señala que estas demandas son: Educación, formación para el trabajo de las mujeres, equidad salarial, cuidado infantil, corresponsabilidad familiar y violencia de género. “Lo que hacemos en esta publicación es un breve diagnóstico con respecto relativo al tema que existe hoy en el país. Luego en un segundo apartado  damos cuenta de los convenios internacionales que existen hoy día. Hacemos un resumen de este convenio y decimos si está ratificado o no en Chile.En tercer lugar hacemos una modesta propuesta a los distintos actores que debieren intervenir en la solución a estas demandas”, explica la dirigenta. 

¿Estas demandas serán las banderas de lucha de la Vicepresidencia Mujer de la CUT frente a la nueva administración?

Exactamente. Son las 5 medidas que nosotros principalmente, no únicamente, queremos impulsar durante la administración Bachelet. También es necesario señalar que la mayoría de estas medidas ya fueron dadas a conocer por la Central en las reuniones que tuvimos previas a las elecciones con el comando, con la comisión laboral del comando y con la misma presidenta electa. Por lo tanto, lo que hacemos ahora es la síntesis y la presentación formal del documento. Lo que esperamos a partir del lanzamiento de esta agenda es que podamos empezar a trabajar con nuestras afiliadas en las particularidades que van a significar el despliegue y la implementación de estas medidas. Porque, por ejemplo, nos interesa mucho hacernos parte con respecto a la violencia de género en el trabajo. Lo que estamos pidiendo es que ojalá pueda verse los avances en el 2016 en la Conferencia Internacional del Trabajo y se pueda promulgar un tratado o un convenio relativo a la violencia de género en el trabajo. Y en particular saco a relucir que con respecto a la violencia en el trabajo es uno de los principales focos de discriminaciones y flagelos  que sufrimos las mujeres en nuestra condición de género. Y ahí siempre saco como ejemplo que quienes sufren en mayor medida ese flagelo y esta violación a los derechos humanos son las trabajadoras de casas particulares. A propósito del menosprecio que culturalmente se ha extendido hacia ellas. A las empleadoras, por decirlo de manera muy doméstica, trapean el piso, siempre se les denigran por su condición de pobre, por ser analfabetas o ser de algún pueblo originario. La violencia de género es una campaña internacional a la cual nosotros nos hacemos parte. 

¿Hay otro punto que se debe resaltar?

La segunda materia que me gustaría resaltar es lo relacionado con el cuidado infantil. Como es de público conocimiento, la ex ministra Matthei antes de salir del Ministerio del Trabajo, después de muchos años de haberlo anunciado presentó un proyecto de ley de modificación de las salas cunas, el artículo 203 del Código del Trabajo. Esa es una ley que se hizo sin el concurso de los trabajadores, se hizo sin el dialogo con los trabajadores, sin la Central específicamente. Hay una medida que a nosotros nos parece bastante buena, es que aumenta el periodo del cuidado infantil de dos a tres años con cargo al empleador. Sin embargo, el proyecto de ley que mandó la señora Matthei en su minuto, esta ampliación de dos a tres años deja afuera a todas las trabajadoras del Estado. Y también en el Estado el cuidado infantil  es una demanda bastante sentida para las trabajadoras pública.  

Bajo tu experiencia como dirigenta sindical.  ¿Con qué dificultades te has encontrado en tu día a día?

El principal problema con el que me he encontrado, y recogiendo las distintas conversaciones que he tenido con las mujeres trabajadoras, que no es solo mío, lo que enfrentamos es que uno de los problemas tiene que ver con la corresponsabilidad familiar. Culturalmente en Chile siempre el cuidado de los ancianos y de los niños ha recaído sobre los hombros de las mujeres. Este es un tema que mientras no se solucione va a impedir por un lado el mayor acceso a las mujeres en el mundo del trabajo, y por otro   dificulta el ascenso y la promoción.  Un ejemplo es que las capacitaciones se hacen afuera del lugar físico, en  la mayoría de los servicios públicos se van fuera de la región, fuera de la comuna, a capacitaciones y, por lo tanto, hay que destinar día y noches completas, y las mujeres nos restamos la mayoría de las veces porque no tenemos quien nos cuide a nuestros hijos. Ese es un tremendo problema que hay que resolver, que es el tema del cuidado infantil, creo mientras no se cambie la cultura en Chile, mientras no existan políticas públicas que diga que son el padre y la madre que tienen la misma obligación para cuidar, siempre va a ser un impedimento para poder desarrollar lo mejor de nuestras capacidades. 

¿El Estado tiene que construir mejores condiciones para que las mujeres se desarrollen en la sociedad?

El Estado tiene que ayudar en igualar las condiciones que tenemos las mujeres con respecto a los hombres. Por eso es que en la Agenda proponemos mejorar algunas de estas iniciativas. Una es la corresponsabilidad familiar. Un ejemplo es este proyecto de ley que mando la ex ministra Matthei, es que el acceso a las salas cunas es solamente para las mujeres trabajadoras. Entonces esta no es una medida que tiende a entregar mejores condiciones para que la mujer pueda acceder al mundo del trabajo. Un trabajador o una  trabajadora, y es lo que estamos pidiendo, debe tener la misma posibilidad de enviar a sus hijos al jardín infantil o salas cunas. Porque la mayoría de la veces los trabajos de los hombres están mejor remunerados, el acceso con respecto a las distancias de las salas cunas, medidas de esta naturaleza evidentemente van a ayudar a apaliar esta discriminación que nos vemos enfrentadas diariamente. Otra medida que abordamos en la agenda, tiene que ver con la capacitación y formación para el empleo. También culturalmente en nuestro país se piensa que hay empleos para mujeres y empleos para hombres. Y también a las mujeres nos preparan desde que vamos a la escuela, y también  se nos exacerba mucho  con el cuidado, que seamos profesoras, que seamos enfermeras, pero por ejemplo hay labores que se piensa que son para hombres como son las ingenierías, las matemáticas, entonces también lo que estamos propiciando es que esta igualdad empiece desde la más temprana edad. Que a las mujeres nos incentiven a estudiar más matemáticas, que nos incentiven a estudiar profesiones u oficios que culturalmente son masculinos.

¿En el mundo sindical es más complicado hacerse un lugar para una dirigenta?

Por su puesto que para una dirigenta. Porque las dirigentas tenemos menos posibilidades de participar en todas estas instancias, y también porque se piensa, y vuelvo a insistir en el tema cultural, que los hombres son mejores dirigentes que las mujeres. Y se producen algunos fenómenos por ello. Podemos ver en la ANEF,  en el Colegio de Profesores, donde si tu miras quienes componen los afiliados son fácilmente un 60% de mujeres, sin embargo cuando se presentan mujeres, las mujeres no votan por las mujeres, votan por los hombres. Entonces nosotras tenemos la responsabilidad, y bastante injusta por lo demás, de demostrar de ser tan capaces como los hombres para dirigir sindicatos y dirigir organizaciones.

¿La figura de Bárbara Figueroa como presidenta de la CUT viene a cambiar un poco este paradigma?

Bárbara ha significado un tremendo avance en términos  de visibilización de las mujeres como dirigentes sindicales desde hace muchos años. Bárbara es la síntesis de todas estas demandas, de toda esta preparación, de todos los esfuerzos que nosotros hemos desarrollado durante muchos años y en muchas instancias, no solamente en la CUT, sino también en las confederaciones, asociaciones, federaciones, sindicatos base, de decir que: mira las mujeres si somos tan capaces y también si tenemos la capacidad de dirigir bien, de negociar bien, igual que los hombres. 

Tenemos a Bárbara Figueroa como presidenta de la CUT, una presidenta en la Fech y una presidenta electa.  ¿Crees que efectivamente estamos en presencia de un cambio de mentalidad o es algo netamente circunstancial?

Tiene que ver con los cambios lentos, pero sistemáticos, que hasta el gobierno de Piñera, se han venido sosteniendo. Hasta antes de Bachelet a ninguna niña que le preguntaban qué quieres ser tu cuando seas grandes, ninguna había dicho ser Presidenta de la República. Porque se pensaba que ser Presidenta de la República no nos correspondía. Ahora producto de estas mismas investigaciones que han hecho las ONG, las niñas dicen que quieren ser Presidenta de la República. Lo mismo con respecto a las centrales sindicales, y se abre una panorama para que las dirigentas sindicales optemos para el máximo cargo sindical. Y con respecto a los estudiantes, es lo mismo, la Melissa (Sepúlveda) ahora, pero antes hubieron otras, ellos han sido los más adelantados, estuvo la Camila Vallejo y antes la Marisol Prado.  Como siempre los estudiantes adelantan acciones. Eso da cuenta del cambio lento pero sostenido que hemos tenido las mujeres de asumir cargos que culturalmente se nos ha venido negando y que producto de nuestro trabajo, y también del  trabajo de muchos compañeros que están sensibilizado con el tema en género y ayudan.

¿En materia de género ha habido un retroceso con el gobierno saliente?

En los gobiernos anteriores a Piñera se había producido este avance, no tan rápido como habíamos querido,bastante lento, con bastante esfuerzo, pero sí  se habían producido iniciativas a propósito de la cultura de este país. Ejemplo es  la píldora del día después para las niñas. Eso significó una pelea con el establishment, con los sectores más conservadores del Ejecutivo, con la Iglesia, en definitiva era reconocer que las niñas a muy temprana edad se iniciaban en el ejercicio sexual y por lo tanto había una política pública para prevenir el embarazo adolescente por un lado y prevenir el aborto; no solamente el aborto terapéutico, aborto para nadie. Además una segunda medida es un tema con la equidad salarial. Antes que se fuera Bachelet se promulgó la ley sobre equidad salarial, que era un tremendo avance para un país latinoamericana, y lo que venía para el gobierno de Piñera era adecuar la normativa nacional, leyes, Código del Trabajo, Estatuto Administrativo para que esta ley se hiciera carne. Sin embargo, producto de una investigación realizada por el Centro de micro datos de la Universidad de Chile, una investigación  de la cual fuimos parte en la Cámara de Diputados,se constató que la ley  era una ley desconocida y que en segundo lugar no se había hecho nada durante este gobierno para que esta ley se implementara. 

¿En materia de género cómo se encuentra Chile frente a sus pares de la región?

Chile desde el punto de vista de la inserción de la mujer en el mundo laboral. Si bien es cierto ha ido aumentando en el último decenio, pero respecto de américa latina no está en los primeros lugares. Y con respecto de la OCDE, a la cual pertenecemos, en las que menos incorporación de las mujeres ha hecho en el mundo de trabajo. No estamos en los niveles para decir que somos un ejemplo, tanto en América Latina como en la OCDE. Seguimos siendo discriminadas, segregadas y violentadas. No es menor la cantidad de femicidio, la violencia a la mujer no sólo se expresa en el trabajo, se expresa también en las relaciones de familiares y de parejas, están en aumento lo que refleja que las políticas públicas que se han fomentado al respecto no han dado fruto. Hay mucho por hacer aún.

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